domingo, 27 de febrero de 2011

Ese genio de Calle 13

Me complace el silencio prudente y respetuoso con que los folcloristas del país (al menos hasta el cierre de esta columna) han recibido aquella impactante presentación del grupo portorriqueño de reggaetón Calle 13, en Viña del Mar, que en algún momento de su inacabable recital puso en escena la danza de La Diablada y su banda al estilo de La Pagador. Que no se diga que Calle 13 nos “robó” esa danza, o que los organizadores chilenos de aquel Festival cometieron “plagio” al no decir que esa Diablada era orureña o boliviana, pues no lo era. Era, simplemente, La Diablada de La Tirana, un pueblito aymara en el norte de Chile, Iquique, que durante la fiesta de la Virgen del Carmen, en julio, se estremece entre las multitudes devotas como en Puno, Perú, durante la fiesta de la Virgen de La Candelaria; o como nos estremecemos en Quillacollo con la fiesta de la Virgen de La Asunción en agosto; o en Oruro en los carnavales dedicados a la Virgen del Socavón (que es también La Candelaria, como en Puno). La genialidad del Residente René Pérez, voz líder de Calle 13, tuvo la virtud de enaltecer la fortaleza con que la cultura andina está alcanzando  —acaso como nunca antes— una universalización estética que no viene siendo debidamente acompañada por políticas públicas en países como el nuestro.
Cuando tuve ocasión de ejercer un cargo en el Ministerio de Culturas para el área de Comunicación, propuse a las autoridades de ese órgano estatal la necesidad de emprender acciones nítidas de integración andina, a partir de un patrimonio común que no puede seguir por más tiempo disperso. Propuse una estrategia comunicacional basada en las siguientes acciones a ser emprendidas por el Estado Plurinacional de Bolivia:
1.- Gestionar ante la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura y la Educación (Unesco) la creación de la Declaratoria de Patrimonio Andino Universal, a fin de catalogar las diversas formas y matices de expresiones artísticas comunes como La Diablada y La Morenada que se cultivan en los altiplanos andinos de Perú, Bolivia y los nortes de Chile y Argentina.
2.- Institucionalizar una política intercultural entre los Estados Andinos, promoviendo el intercambio y la complementariedad con la presencia infaltable de fraternidades de Puno y de La Tirana en el Carnaval de Oruro y en las fiestas del Gran Poder y Urkupiña. Y viceversa.
3.- Instituir normas que obliguen a los canales estatales de televisión en los países andinos, transmitir en vivo, y de comienzo a fin, las entradas de las fiestas de La Tirana en Chile, de Puno en el Perú, y de Oruro y Quillacollo en Bolivia.
Obviamente la respuesta que recibí por parte de la entonces Ministra, fue displicente y de un rotundo rechazo. Noté que una propuesta semejante, perturbaba ciertos intereses económicos de empresarios “promotores” que lucran con la “exclusividad” boliviana de esas expresiones identificativas del mundo andino.
A estos compatriotas folcloristas que tienen aversión por la integración andina, habría que cantarles, con la voz de Camila Moreno junto a Calle 13 e Inti Illimani: “Tú no puedes comprar el viento |  tú no puedes comprar el sol |  tú no puedes comprar la lluvia | tú no puedes comprar las nubes | tú no puedes comprar los colores |  tú no puedes comprar mi alegría”.
llactacracia@yahoo.com

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