miércoles, 27 de abril de 2011

Venta de boletos para ver a Fito Páez comienza mañana a las 15.00

Así lo informó ayer VM Music Bolivia, empresa que organiza ambos eventos junto a la compañía uruguaya CP, a través de un comunicado publicado en su página de Facebook.

Según el mismo, en la urbe paceña, las entradas para el concierto de piano y guitarra en el Municipal se venderán en Todotix del Megacenter (Irpavi) y del Shopping Norte (Potosí y Socabaya). En Cochabamba, el punto autorizado estará ubicado en el hotel del mismo nombre y en Sonilum para los interesados en la capital cruceña.

En este caso, los precios establecidos son: Bs 450 (palco), Bs 350 (platea), Bs 250 (anfiteatro) y Bs 150 (galería). Los organizadores aconsejan que los boletos para palco sean adquiridos por grupos de seis personas, debido al número de asientos disponibles en ese tipo de espacios.

Para Rock La Paz, festival que se realizará el 13 de mayo en el Teatro al Aire Libre y en el que Páez compartirá escenario con Gustavo Cordera (ex Bersuit) y las bandas locales Krauss y Llegas, los puntos Todotix habilitados serán los mismos en el caso de Cochabamba y Santa Cruz.

Para La Paz, en las agencias del Megacenter y el Shopping Norte se venderán boletos para los sectores VIP (numeradas), Preferencia y General. Se habilitarán además dos nuevos puntos —Discolandia (El Prado) y Multicine (av. Arce)— para la venta de boletos en Preferencia y General.

Hasta el 3 de mayo, los precios serán Bs 300 (VIP), 200 (Preferencia) y 135 (General). Luego, subirán a Bs 350 (VIP) y 250 (Preferencia).

Se habilitó un e-mail

Quienes residan fuera del eje central pueden mandar un e-mail o correo electrónico a rocklapaz@todotix.com y recibirán por ese medio instrucciones para la compra.

Teatro

España/Escénica
Los niños perdidos, casi sin remedio

La temporada de Escénica terminó con la presentación de Los niños perdidos, una obra de Producciones Micomicón de España. El grupo que dirige Laila Ripoll trajo una historia dramática sobre los niños “rojos”, los que fueron arrebatados a sus padres —detenidos y fusilados muchos de éstos— por el franquismo.

¿Qué pasó con los chicos? La orfandad tuvo ribetes de tortura y muerte para muchos de ellos, allí donde unos curas o unas monjas los recibieron en calidad de ‘hijos del diablo’.

Tres niños (interpretados por adultos) pasan hambre, miedo y frío en un desván. Una monja ciega les lleva algo de comer, pero pronto se sabe que es capaz de las más despiadadas reacciones. Los niños se esconden y le temen.

La monja que se ve, se sabe pronto, es en realidad un amigo de los niños que se caracteriza a la manera de un juego cruel que sirve, además, para que el público se entere de lo que sufren estos huérfanos.

Como un aporte a la memoria, Micomicón cumple una función plausible: evitar que los chicos sigan allí, atrapados en el desván del olvido. Pero, Micomicón se arriesga al poner a adultos a interpretar a niños. Tiene el problema de evitar la caricatura y lo logra en parte, pero no pocas veces alguno de sus actores se excede y entonces el conjunto se ve afectado. Así de frágil es el equilibrio. Peor cuando la puesta pierde la capacidad teatral —crear imágenes— y la intensidad de lo narrado recae en textos insufriblemente largos.

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