miércoles, 26 de septiembre de 2012

Las disqueras van en vía a ser historia

La piratería acaba con las casas de discos tradicionales. Sólo una de ellas se mantiene activa.

Los discos compactos originales son en la actualidad piezas raras. Lo mismo quienes las compran. Quizás por eso el panorama para la única casa discográfica grande que subsiste en el país —Discolandia— es de pura subsistencia.
CON EL AUXILIO DE LAS EXPORTACIONES. Óscar Prieto, gerente de producción de la discográfica, sostiene que pese a todo se mantiene un estándar de ventas y que no tienen cifras menores a las de 2011, en los primeros nueve meses del año. “Exportamos, aunque en pocas cantidades, a países como Japón, España y Estados Unidos”, señala, y eso les ayuda bastante cada mes.
La lucha contra la piratería, que según sus estimaciones ocupa el 98 por ciento del mercado nacional, se torna estéril. “Nosotros comparamos a la piratería con el narcotráfico: hay gente pobre involucrada, que vende el producto elaborado por clanes familiares organizados”, enfatiza Prieto.
El catálogo de Discolandia incluye a artistas como Enriqueta Ulloa, Llajtaymanta, Bonanza, Siempre Mayas, Yalo Cuéllar y, por supuesto, los Kjarkas. Y preparan ya, para fin de año, el tradicional Súper Bailable (Vol. 45), que incluirá, entre otras, canciones de La Bamba, Rumba 7, Sin Ley y Veneno. Ya no elaboran un disco entero de música bailable de un solo grupo.
IMPORTACIONES O CERRAR. Otro tanto sucede con tiendas como Centro Musical, que subsiste sobre todo gracias a los discos que importa desde Estados Unidos y otros países, pensando en coleccionistas.
Casa Rosval se encuentra al borde del cierre. La encargada admite que entre las movilizaciones políticas y los arreglos en la calle Yanacocha, les resulta mejor cambiar de rubro.

“La Ley de Derechos de Autor es extremadamente flexible en la parte punitiva. Debían darse condenas de ocho o diez años”

Óscar Prieto

LOS MUNICIPIOS TIENEN UNA aCTITUD AMBIGUA. Mientras por un lado se defiende la producción nacional y se decomisan tanto obras fonográficas como audiovisuales de autores nacionales, por otro se extiende a los vendedores los permisos correspondientes para instalar sus puestos en diversas arterias y paseos peatonales de la ciudad.
LA PIRATERÍA YA TOMÓ CARTA DE CIUDADANÍA con estas actitudes, dice Prieto, quien ve prácticamente imposible competirla.





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