lunes, 12 de mayo de 2014

La banda orureña Eternal Blood evocó el legado de Black Sabbath

En una madrugada sin precedentes en la ciudad de Oruro, al menos en el tiempo reciente, que se vivió el Heavy Metal al extremo, cuando la banda orureña de rock Eternal Blood (Sangre eterna) evocó con una calidad interpretativa envidiable, el legado del grupo inglés Black Sabbath, que se formó a fines de la década del 60 del siglo pasado.

Fue como si el destino así lo hubiese escrito, predestinó una velada en la que el sonido de las guitarras se pusieron de manifiesto, al tener como cómplice a la batería que marcó el compás en cada una de las interpretaciones. El concierto se inició a las 00:15 horas de ayer, ante un lleno total de público que abarrotó las instalaciones del café Sui Géneris.

El show se dividió en dos partes, la primera dedicada exclusivamente al legado musical de Black Sabbath, mientras que la segunda parte, estuvo dedicada a los "covers" de AC/DC, Megadeth, Danzig, W.A.S.P., Iron Maden y Judas Priest.

EL CONCIERTO

Eternal Blood inició la velada con Black Sabbath, canción que puso en órbita a los asistentes, que en una mayoría estaban vestidos de negro y muy identificados con el género musical que les gusta. Desde que escucharon los primeros arpegios, movieron su cabeza sin cesar, hasta que terminó el espectáculo.

Luego vino Electric funeral (Funeral eléctrico) canción que "incendió" más la noche, si bien en las calles de la ciudad se tenía una gélida temperatura, el escenario fue convertido en un verdadero infierno, con hits de oscuridad musical, por el estilo y los mensajes.

Ahí llegó Planet caravan (Caravana del planeta) y luego el éxito Heaven and hell (Infierno y cielo) que oficialmente se publicó el 25 de abril de 1980. Esta canción hizo levantar a algunos espectadores de sus sillas, quienes se pusieron a bailar en los distintos lugares de la sala. Pero el "climax" llegó con más intensidad cuando escucharon Paranoid (Paranoia) hit que inmortalizó a Black Sabbath a inicios de la década del 70.

Escuchar al vocalista de Eternal Blood, Marco Doria Medina, era como tener en vivo al propio Tony Iommi (†), líder de la banda inglesa. Los celulares, cámaras fotográficas y hasta de video se pusieron en evidencia para registrar esos momentos inolvidables. Siguió la canción Children of the grave (Niños de ultratumba) que selló la noche como exitosa para despedirse de la primera parte, con la inspiración N.I.B.

En la segunda parte, si bien se interpretaron "cortes" de otras bandas de rock, como se señaló anteriormente, también el grupo se mostró con creaciones propias, como Acero inmortal y Krokodile. Se cerró el telón imaginario, pero el público aún no sació su espíritu rockero y exigió a la banda que toque más canciones. Pese al cansancio, la emoción fue más evidente y complacieron a sus seguidores con Trooper (Soldado) de Iron Maden, para cerrar con Children of the grave y Paranoid de Black Sabbath.

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