Al abrirse el estuche, cientos de historias contenidas en el silencio salen flotando y esperan las primeras notas que suenan en su saxofón para liberarse. Juan Pereira no sólo le ha dedicado su vida a la música, sino que fue uno de los impulsores de la enseñanza y difusión del jazz en Bolivia.
Ha recibido el Premio Nacional de Cultura Gabriela Mistral, en Chile, y el Premio Festival Internacional de Jazz (Festijazz), del que es co-fundador. Este músico chileno, radicado en La Paz, ha estado en el escenario del Festival de Viña del Mar, ha trabajado en Televisión Nacional de Chile y en el programa Sábado Gigante.
El jazz y el saxofón llegaron, a inicios de 1980, a la vida de quien fuera clarinetista de música clásica justamente para pagar sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música, en la Universidad de Chile.
Uno de los tantos viajes que hizo gracias a su oficio lo condujeron a Bolivia, donde se quedó para formar una familia.
Pero una existencia dedicada al jazz también le ha significado sacrificios y no estar presente en uno de los eventos más dolorosos de su vida. No asistió al funeral de su padre en Chile porque tenía una presentación en Bolivia, país donde ha vivido más de la mitad de su vida.
"A los siete años ya tocaba el clarinete en conciertos de música clásica; paralelamente, escuchaba jazz, pero nunca imaginé que iba a terminar tocándolo (...). Con la música todo es más fácil, viajas mucho, conoces gente, se ve la vida un poco diferente”, dice el saxofonista mientras sujeta un cigarrillo sentado en una de las mesas del Thelonious Club.
Desde la cuna
Tiene 51 años, nació en la ciudad de La Serena y desde pequeño estuvo rodeado por la música. Recuerda que su ciudad natal, antes de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), era un lugar en donde las presentaciones de orquestas eran parte de la cotidianidad. Además, sus tíos eran profesores de música. Es algo que viene de familia.
Cuando estaba en quinto de primaria ya estudiaba clarinete en la Conservatorio de Música en La Serena.
Viña del Mar, TV y más
Cuando se mudó a Santiago, además de estudiar en el Conservatorio lo hizo en el Club de Jazz y empezó a trabajar con el saxofón. Tiempo después al interpretar este instrumento trabajó en la televisión y en la Quinta Vergara.
"He acompañado a muchos artistas como Sandro, El Puma, Luis Miguel, José Feliciano, no sé, mucha gente que llegaba por esos años a los programas estelares en la noche. Durante la época de la dictadura había mucho entretenimiento para que la gente esté tranquila”.
Formó una de las primeras Big Band que se armó en el Club de Jazz en Santiago. Años después (2011-2012) regresó a su país y organizó uno de los primeros festivales de jazz en La Serena.
Bolivia y el oficio de enseñar
Pereira llega a Bolivia junto a un artista chileno llamado Miguelo, en 1987. "Me di cuenta al llegar aquí que había que hacer cambios musicales, que había que empezar a enseñar a la gente. Entendí que el camino para enseñar a los músicos, que no necesariamente estaban en la sinfónica, era a través del jazz”, detalla.
Al inicio no había una escuela de jazz donde desarrollar sus ideas y empezó a tocar con varios reconocidos músicos; junto a ellos fue abriendo espacios, entre ellos figuran Eynar Guillén, Tico Bilbao, Walter Gómez y otros.
Con los años fue director de La Paz Big Band y La Paz Big Band Juvenil, agrupaciones que se convirtieron en el semillero de una nueva generación de músicos de jazz.
Dice que se quedará en Bolivia porque simplemente la encuentra maravillosa y diferente. Fue el lugar donde pensó que había que hacer algo por la música. Aún lo cree.
Para él, el jazz es una forma de vida. Siguiendo esa idea abrió el Thelonious Jazz Bar, que vendió después de algunos años y donde creó el Club del Jazz, que dirige y reúne a músicos todos los miércoles.
"El jazz no tiene límites, es la música clásica del siglo XXI, te abre otros horizontes. Mientras mayor sea tu desarrollo en la técnica, mayor será tu aporte musical en una grabación, concierto o como miembro de algún grupo”.
Jazz, vida y rebeldía
Esa forma de vida también implica tener una carrera en la que nunca se termina de aprender, que no se tiene jubilación o seguro médico, temas en los que considera hay que trabajar.
Actualmente toca con varias agrupaciones, entre ellas una orquesta de música tropical y un trío. Confiesa que está en una etapa de su vida como músico mucho más abierta para explorar.
Reconoce que el camino no fue fácil en Bolivia por ser extranjero y que al intentar hacer cambios se peleó con mucha gente que no está de acuerdo con cambiar las cosas en la escena musical de raíz y con algunas personas sigue peleado. "Soy muy rebelde, no se puede mendigar para que haya interés en la música”, dice. Cree fervientemente que se puede cambiar el país a través de la música.
Al acabarse el cigarro y cerrarse el estuche, se guardan las historias, hasta una nueva presentación.
Algo de historia
Juan Miguel Pereira Pérez nació en La Serena en 1962. Trabajó con la Orquesta Sinfónica de La Serena, Orquesta Sinfónica Juvenil Universidad de Chile, Big Band del Club de Jazz de Santiago, Orquesta Sinfónica Nacional de Bolivia.
Ha tocado y grabado con decenas de agrupaciones bolivianas e internacionales.
Fue profesor de saxofón y de Big Band del Conservatorio Nacional de Música de Bolivia, director artístico del Club de Jazz de Arica-Chile, director musical y profesor de la Escuela Regional de Música de Arica y Parinacota, en Chile, director y fundador de la Big Band de Arica, Chile. Es co-fundador de Festijazz.
"Llegó de gira, lo invité a quedarse en Bolivia y lo hizo. Es muy talentoso, tengo muy buenos recuerdos de haber compartido el escenario con él”.
Wálter Gómez. Oficial mayor
de Culturas.
"Es un músico excelente, que ha llevado a muchos músicos bolivianos a ser más profesionales, los transformó”.
Mauricio Murillo. Saxofonista
"Ha sido mi profesor de saxofón, es uno de los más grandes exponentes del jazz en Bolivia , ha sido profesor de muchos”.
Stephanie Medina. Saxofonista
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